El estrabismo y la ambliopía (ojo vago), son algunas de las alteraciones visuales más comunes en la infancia. Requieren de una detección precoz y un buen manejo por parte del oftalmólogo y del optometrista para su resolución.

El tratamiento va desde el uso de gafas o lentillas, con la correcta graduación, hasta en ocasiones la aplicación de un parche o colirios. Sin embargo, en los últimos años ha ido ganando importancia el uso de ejercicios visuales o terapia visual para mejorar las habilidades visuales en los niños.

Es importante aclarar que estos ejercicios no sustituyen otros tratamientos prescritos y que deben de realizarse tras una buena exploración por parte de los profesionales de la visión, los cuales recomendarán el tratamiento adecuado. Ya que lo primero siempre, es descartar la existencia de una patología ocular (como un retinoblastoma, una toxocara, una enfermedad de Coats, etc).

Además de los procesos visuales ya mencionados, existen alteraciones binoculares que pueden producir síntomas aunque no exista ninguna patología ni defecto refractivo que corregir:

  • Insuficiencia de convergencia
  • Insuficiencia de divergencia
  • Insuficiencia acomodativa
  • Exceso de convergencia
  • Exceso de divergencia
  • Exceso acomodativo

Los síntomas que pueden producir estas alteraciones:

  • Mala visión
  • Cansancio al realizar tareas
  • Desviación de los ojos
  • Visión doble (Diplopia)
  • Mal rendimiento escolar
  • Baja comprensión de lo leído
  • Mala escritura o lectura

Hay una gran variedad de ejercicios que se pueden realizar para mejorar estas habilidades. Lo importante de todas las tareas, es que el optometrista o terapeuta sepa qué está trabajando. No realizar ejercicios sistemáticos para todas las alteraciones binoculares. Ya que, no todos los niños responden igual y siempre necesitamos adaptar las tareas a las capacidades y personalidad de cada paciente.

Al igual que el estado visual, es muy importante prestar atención a la percepción visual que tiene el niño. Según su capacidad de aprendizaje la evolución será mejor o peor. Por lo que la individualización de los ejercicios resulta clave para alcanzar los objetivos visuales que queremos.

Las tareas se realizan de forma entretenida, ofreciéndolas al niño como un juego, bien con ipad o con otras herramientas. Mientras se le entrenan estas habilidades es importante que el niño se dé cuenta de lo que está realizando, para así tomar conciencia de la alteración que tienen sus ojos y de cómo corregirla.

Las sesiones de ejercicios se suelen llevar a cabo semanalmente o cada 2 semanas. Pero además, es importante la colaboración de los padres para que se cumplan los objetivos. Ya que estos, en ocasiones, tendrán que entrenar un poco con los niños desde casa.

Con motivación y constancia se pueden potenciar las habilidades visuales para así mejorar la calidad de vida de los más pequeños.

MSc. Ramón Llano Atanes

Departamento de Optometría