La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica cuya prevalencia va aumentando a nivel mundial y se asocia a complicaciones, tanto sistémicas como oculares. Esta enfermedad, está considerada por muchos autores como la epidemia del siglo XXI por el elevado incremento de personas que la padecerán.

Los daños circulatorios sistémicos de la diabetes afectan a varios órganos provocando retinopatía diabética, fallo renal, amputación no traumática y aumento del riesgo de mortalidad cardiovascular.

El principal motivo de la disminución de visión gradual en la retinopatía diabética es la aparición de edema macular diabético. Este acúmulo de líquido en las capas de la retina es debido a la ruptura de la barrera hematorretiniana. El edema puede aparecer en diferentes grados de la enfermedad, desde un estadio leve hasta un estadio proliferativo avanzado. En la visión de los pacientes se suele manifestar como una pérdida gradual de la visión cercana con distorsión de las imágenes (metamorfopsias).

La manera más fiable de medir y cuantificar el edema macular diabético es la tomografía de coherencia óptica (OCT). Además, se suele acompañar de ciertos signos propios de la retinopatía diabética que nombraremos a continuación y de los que daremos ciertas pinceladas.

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OCT del ojo derecho de un paciente con retinopatía diabética y edema macular diabético

  • Microaneurismas: Se trata de dilataciones de la pared de pequeños vasos de la retina llamados capilares. Se observan como pequeños puntos rojos en el fondo de ojo.
  • Hemorragias intrarretinianas: Son provocadas por la ruptura de los microaneurismas formados en el polo posterior. Se pueden ver en forma de llama si surgen de una arteria o con una configuración redonda si provienen de una vena.
  • Exudados duros o lipídicos: Formados por lipoproteínas y macrófagos cargados de lípidos. Se observan como lesiones amarillas con los bordes bien definidos y suelen estar asociados a microaneurismas con fugas de líquido.
  • Exudados blandos o algodonosos: Son lesión blanquecinas en la capa de fibras nerviosas de la retina debida a una isquemia localizada con el consiguiente edema a nivel de las capas internas de la retina. De forma progresiva, el exudado tiende a desaparecer, permaneciendo la lesión.
  • Arrosaramiento venoso: Es el estrechamiento y dilataciones focales de las venas que indican un mayor riesgo de desarrollar neovascularización.
  • Anomalías microvasculares intrarretinianas (AMIR): Son alteraciones en el rumbo de los vasos que van desde las arteriolas a las vénulas para evitar el paso por el lecho capilar en las zonas de hipoperfusión.
  • Neovasos: Es la proliferación de nuevos vasos sanguíneos. Se suele acompañar de tejido fibroso que evoluciona con los vasos y puede provocar también hemorragia vítrea si rompen. Si estos vasos se extienden hasta el iris, puede llevar a un glaucoma neovascular. La proliferación de estos nuevos vasos constituyen la causa principal de pérdida brusca de visión en pacientes con retinopatía diabética.

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Retinografía de ambos ojos de un paciente con retinopatía diabética en el que se señalan los principales signos

El conocimiento y el estudio de estos signos, acompañados de los síntomas del paciente, es fundamental para orientar un correcto tratamiento. En otras entradas del blog hemos hablado de las alternativas de tratamiento actuales. Estas, incluyen frenar los factores de crecimiento con fármacos antiangiogénicos, la disminución de la inflamación ocular con corticoides intravítreos o el uso de fotocoagulación con láser, la técnica más extendida en el control de la retinopatía diabética. En casos complicados, se considera la cirugía (vitrectomía) para el control de las complicaciones de esta enfermedad.

MSc. Ramón Llano Atanes

Departamento de Optometría