La retina es el tejido nervioso que recibe la luz captada por el ojo y la envía al cerebro en forma de impulso nervioso. Se trata de una capa transparente y elástica que descansa sobre otra capa vascular llamada coroides, la cual se encarga de nutrir 2/3 de la retina externa.

En el centro de la retina, encontramos un área en la que se concentra la visión llamada mácula. En esta se encuentran la mayoría de fotorreceptores, células fotosensibles que captan la luz y que hemos mencionado al hablar de la visión cromática. Si exploramos el centro de la mácula se puede observar una ligera depresión con un tono más oscuro, es lo que llamamos fóvea, la zona de máxima visión de la retina. Esta zona es avascular (no hay capilares venosos ni arteriales) ya que solamente está irrigada por la coroides al poseer tan solo fotorreceptores para alcanzar la máxima visión.

Coloquialmente, se suele escuchar “tengo mácula” como un indicativo de patología ocular. La mácula se encuentra en todos los ojos sanos, sin embargo, cuando esta se encuentra enferma se produce una maculopatía (patología macular), entre las que se encuentra la conocida degeneración macular asociada a la edad (DMAE).

foto-19-retino-de-macula

Mácula de ojo izquierdo sano (izquierda) y mácula de ojo derecho con DMAE en estadio atrófico (derecha)

El estudio de la mácula se puede realizar de muchas maneras. Una de las más utilizadas es la exploración de fondo de ojo con lente positiva (lente de +90 o +78D entre otras). Otras técnicas más precisas son la retinografía con filtro, la autofluorescencia, la angiografía fluoresceínica (AGF) o la tomografía de coherencia óptica (OCT).

OCT normal

OCT de mácula y papila en la que se observan las capas de la retina y la depresión foveal

MSc. Ramón Llano Atanes

Departamento de Optometría